Del amor y otros tantos: Vivir en futuro

Una de las preguntas más complejas y existenciales a las que nos sometemos casi toda persona, al menos una vez en la vida, es la de por qué nuestra relación no funciona cuando nos queremos o amamos.
Anoche hablaba de ello con un amigo [de momento sin nombre asignado al Diccionario en Rouge] y me ha hecho reflexionar bastante. Las relaciones no tienen por qué acabar por falta de amor. Del eres perfecto pasamos al quiero que cambies. Del estamos hechos el uno para el otro pasamos al no tenemos nada en común. Y esto, queridxs, es más común de lo que creemos.

Uno de los mayores problemas que tiene el ser humano a la hora de gestionar una relación es ese ímpetu, esa manía persistente por querer convertir a una persona en lo que queremos que sea. Muchas veces nos enamoramos de una persona viviendo en futuro. Creemos que cambiará, que se amoldará a nuestros gustos y preferencias, que hará lo que nosotros esperamos. Que de ser una persona a la que le encanta viajar, pasará a ser una persona más hogareña. Que de ser una persona pesimista va a pasar a comerse el mundo.

Conforme vamos viviendo, conviviendo y conociendo a esa persona vamos descubriendo nuevas características, gustos y preferencias y, posiblemente, nos demos cuenta de que no queremos seguir así. Y entra en juego el factor más importante. ¿Intento cambiar a una persona porque nos queremos? ¿Intento que esa persona se adapte a lo que yo quiero porque no me siento cómodo/a? ¿No sería mejor finalizar la relación existente? ¿A qué tenemos miedo?

No os voy a negar que sencillo no es. Es complicado, es un cambio brusco, hay ese amor de por medio pero ¿y nuestro amor propio? ¿Cómo nos sentiríamos si fuesen a nosotrxs a los que nos intentasen cambiar? ¿Por qué no asumimos que la eternidad no existe? ¿Por qué nos da tanto miedo cambiar?

La vida, queridxs, es demasiado corta. El amor, sin embargo, es alimento para esta vida. Quered, quered mucho y empezad por querer a la persona más importante, a vosotrxs mismxs. Amad, amad mucho y amad a esas personas por cómo son, con sus más y sus menos. Y si no podéis seguir amando así, dejad de hacerlo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El aceite de Orégano

Perdurabilidad Pt. 1

Un amor que perdura