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Mostrando entradas de enero, 2016

Declaración de felicidad

Una mente enferma, una mente insana, una mente triste. Eso he sido durante los últimos años. Mentiras Depresión Tristeza Ansiedad Relaciones tóxicas Dependencia Baja autoestima Inseguridad Mala salud. He sido todo lo que no quiero ni deseo. Desde hace unos meses todo esto ha ido desapareciendo. Desde hace unas semanas me siento yo. Me siento mujer. Me siento viva. Alegría Confianza Cariño Respeto Salud Libertad Autoestima Seguridad Desde hoy tengo ganas de comerme el mundo, de disfrutar de las personas de mi alrededor, de crecer laboralmente, de progresar como persona, de cuidarme, de quererme, de mimarme. Quiero sonreír, quiero plantarle cara a los problemas, quiero sentirme bien. Gracias a todas las personas que han estado y/o están en este camino tan largo y duro. Gracias a los grandes profesionales que me ayudan a superarme, a crecerme, a sonreír. Gracias a mis amigxs que me han aguantado y cuidado. Gracias a mi madre por arroparme. Gracias a todxs los que

Noches de Luna Llena

Noche del sábado veintitrés de enero. Una cena en la azotea. Dos copas de vino. Risas y roces. Se aproxima el plenilunio del mes. Inicia el tiempo de juego. Caricias por tu espalda. Besos por tu cuello. Gemidos desde tu boca. Las manos de él emprenden el camino hasta tus bragas. Te rozan y te acarician, Sientes sus dedos dentro mientras te giras buscando su boca. Besos apasionados. La Luna abrazando vuestros cuerpos desnudos. Quieres más. Empiezas a rozar tu culo con su pene. Él hace círculos. Círculos con su glande en la entrada de tu vagina. Una vagina cálida y húmeda que desea sentirla dentro de ella. Placer. Está dentro. Te mueves suave, Te muerde el cuello. Llevas su boca hacia tus pezones. Quieres que siga mordiendo. El movimiento se intensifica. La respiración se acelera. Te pega contra la pared. Agarra tu culo con una mano. Con la otra, un pecho. Fuerte. Muerdes su cuello. Te pega más contra él. Más rápido. Más profundo Ebria de placer. Orgas

Cielo y cosquillas

Eran las doce de una cálida y soleada mañana del peculiar invierno malagueño. Ese día Marta quería cuidarse, quería disfrutar. Se lo merecía.  Salió de su casa sin rumbo previo pensando que conforme paseaba decidiría qué hacer. Pasó por delante de aquella cafetería del barrio, de esas de toda la vida, con su maravillosa terraza y allí se sentó. "Póngame un sombra, cuando pueda" le pidió al camarero que la regentaba desde que ella tenía memoria. Y así, se perdió entre las páginas de un libro al que le tenía ganas desde hace tiempo. Tantas que sólo levantaba la vista para observar el cielo que la arropaba ese día; azul, sin nubes, cálido y tranquilo. Calma y paz.  Una de las veces que interrumpió su lectura para contemplar aquel portentoso día, se percató de algo. Una mesa más para allá, había un hombre haciendo lo mismo. Un hombre que le llamó la atención. No era especialmente guapo pero lago de él le atraía. Él, levantó la mirada del libro y la miró. Una sonrisa breve y co

Racionalmente emocional

Hoy mi parte racional y mi parte emocional se han enfrentado. Mi parte racional quería alegrarse. Mi parte emocional se ha hecho daño. Mi parte racional quería sentirse liberada. Mi parte emocional se ha visto presa por la angustia. Mi parte racional quería mantener la calma. Mi parte emocional quería llorar sin consuelo. Mi parte racional está aburrida de esta historia. Mi parte emocional sigue avivando el fuego. Mi parte racional se ha decepcionado al ver mi presente. Mi parte emocional ya sabía lo que pasaría. Mi parte racional pide a gritos matar a la otra parte. Mi parte emocional se declara inocente. Mi parte racional está agotada físicamente. Mi parte emocional está agotada psicológicamente. Ambas partes coinciden en una cosa. La culpa no es de ellas sino mía por no saber gestionarlas.