La Vie en Rouge

Sábado noche. Una terraza como lugar. La brisa gélida de invierno mueve mi pelo. El frío de la noche recorre mi cuerpo. Imperturbable momento en el que me siento identificada.  Frío que hiela nuestras emociones, nuestros sentimientos, nuestro corazón. Me pierdo. Unos brazos cálidos me rodean.  Me hacen volver.  ¿Me siento segura? No lo sé. Vuelvo a desvanecerme.  Vuelvo a tener al frío como aliado. El humo entra por mi garganta.  Un suave olor a mar consigue que regrese. Entro dentro.  La sensación de frío empieza a desaparecer.  Dentro, gritos de odio, peleas, violencia, sangre.  Contexto equiparable con la actualidad.  Devastador y espeluznante.  Suspiros en el aire.  Párpados pesados. 

Tras documentarme sobre el tema de los centros para menores puedo decir varias cosas:      En primer lugar, debo sin duda destacar los métodos que se mantenían en algunos de los centros de los que se tienen pruebas; el uso de porras como método de “seguridad”, las continuas agresiones, las carencias educativas dentro de los centros, etc.      Teóricamente, el objetivo de estos centros es 'educar' a los/as menores para que modifiquen su conducta y puedan convivir en sociedad con total normalidad, sin poner en riesgo su integridad y la de otros, además de dotarles de herramientas educativas que les permitan acceder al mercado laboral de un modo óptimo. Para esta labor es muy importante que los educadores y/o trabajadores sociales tengan cierta empatía con los/as jóvenes, característica que en muchos documentales y artículos nos desmuestran que en la mayoría de los casos tampoco no se tenía.       En mi opinión, es absolutamente inviable llevar a cabo dichas funciones c