Frío en rostro

Sábado noche.
Una terraza como lugar.
La brisa gélida de invierno mueve mi pelo.
El frío de la noche recorre mi cuerpo.
Imperturbable momento en el que me siento identificada. 
Frío que hiela nuestras emociones, nuestros sentimientos, nuestro corazón.
Me pierdo.

Unos brazos cálidos me rodean. 
Me hacen volver. 
¿Me siento segura? No lo sé.

Vuelvo a desvanecerme. 
Vuelvo a tener al frío como aliado.
El humo entra por mi garganta. 
Un suave olor a mar consigue que regrese.

Entro dentro. 
La sensación de frío empieza a desaparecer. 
Dentro, gritos de odio, peleas, violencia, sangre. 
Contexto equiparable con la actualidad. 

Devastador y espeluznante. 
Suspiros en el aire. 
Párpados pesados. 

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

El aceite de Orégano

Perdurabilidad Pt. 1

Un amor que perdura