La loca y su cuerda.

Hoy voy a hablaros de Z. Sigue ahí. Nunca se fue del todo. Siempre fue un gran apoyo.

Cuando has vivido demasiados momentos, demasiadas etapas de tu vida con una persona, es imposible olvidarla a pesar de que ya no esté. Aunque esa persona haya desaparecido de tu vida, es difícil dejar de quererla.
Recuerdo todo lo que hemos pasado... Hemos estado en las etapas más duras, intensas y necesarias de nuestra vida. 
Años compartiendo amor y desamor, aguantando esa fase de la adolescencia en la que el amor romántico nos envenena y parecía el fin del mundo si esa persona ya no estaba. 

Años compartiendo 'primeras veces'; la primera vez que probamos el alcohol, la primera vez que nos lo encendimos, las primeras veces que salíamos de noche, nuestras primeras aventuras,.. 

Años compartiendo momentos difíciles; agresiones, insultos, amenazas... 

La loca y su cuerda. Completas. Su locura y mi prudencia. Su ternura y mi frialdad. Nuestra forma de complementarnos.

Pero todo acabo. Cada una continuó su camino. Caminos que por un motivo u otro se iban separaron cada vez más. Lo asumimos, lo entendimos pero lo que no esperábamos (o al menos yo no) era llegar al punto de desaparecer. De no saber más la una de la otra. No volver a tener contacto. 

A pesar de que entiendo cuál es el mecanismo de la vida, a pesar de saber que hay personas que vienen y personas que van, siempre habrá a quien preferiría tener a mi lado. Su apoyo, sus abrazos, sus consejos, nuestros momentos entre risas, nuestras broncas, nuestra preocupación la una por la otra... La echo de menos. 

Allí donde estés, allí donde hayas llegado, deseo que cumplas tus metas, cada uno de los sueños que tenías. Sólo tengo palabras de agradecimiento, agradecimiento porque pude llamarte AMIGA.

Te quiero, Z. 

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