Un año después

1 de febrero de 2015, visita a Cudeca. Esa segunda madre, esa mujer que me había criado, que me había llevado de un lado para otro, que me había consentido, estaba sufriendo.
Ese día estaba mejor, algo más lúcida, todos se alegraban. Yo ahí lo supe. Mi princesa se iba.
La besé, la abracé, le dije que la quería y ella a mi también. No tenía que decirle nada. Ni ella a mi. Sobraban las palabras.
Me fui de allí aliviada. Aliviada porque iba a descansar en paz, porque se lo merecía después de una vida de tanto trabajo y angustias. Se lo merecía por ser la mejor compañera, madre, abuela y mujer del mundo. Todo el mundo la quería y eso, también me hacía feliz. Me fui de allí triste porque sabía que sería la última vez que iba a cogerme de la mano, la última vez que iba a escuchar su "mi niña".

2 de febrero de 2015, horas después de haberla dejado allí, mi valiente se fue.

Un año hace que no estás entre nosotros y para mi, parecen siglos de lo mucho que te echo de menos. Hoy todos los que te quería se acordarán de ti. Nosotros lo hacemos siempre. Hoy toca ser fuerte, hoy toca recordarte como el ejemplo de mujer luchadora que eras y siempre serás para mi.

Gracias por tanto.


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