¿Por qué no te callas si a nadie le importa?

Tendemos a dar nuestra opinión sin que nadie nos la pida. Nos da igual cómo se pueda sentir esa persona al oír nuestra opinión cuando ni siquiera nos ha pedido que hablemos. Nos es indiferente incluso que a la persona se la traiga floja lo que le digamos, seguimos encasillados en nuestro mapa y no toleramos el rechazo de nuestra opinión. ¡Qué estúpidos somos!
Juzgamos todo y marcamos unos patrones para todo. Desde cuál es la edad clave para irse de casa, cual es la máxima diferencia de edad que debe haber en una relación, cómo puedes vestirte y con quién puedes desvestirte, a qué edad te puedes casar o ser padre/madre... Y lo peor de todo es que nos afecta.
Esos convencionalismos rancios, esas cosas de la vida que "sólo" puedes  hacer en ciertas etapas acaban destruyendo íntegramente algo importantísimo de cada uno, nuestra capacidad de decidir y vivir la vida como más nos apetezca.
Y yo me pregunto, ¿qué más nos da si esa mujer viste muy sexy o si a ese hombre le gusta el maquillaje?
¿Qué nos importa que en esa pareja hay una diferencia de edad notoria si hay una armonía y felicidad preciosa entre ellos?
¿Por qué nos debe incumbir que ese chico o esa chica quiera ser madre/padre joven en vez de esperar más?
¿A quién le importa la vida sexual de ese hombre o mujer?
Y la pregunta más esencial... ¿Por qué no podemos disfrutar de nuestra vida sin tener que opinar sobre la de los demás?

Vivid e intentad ser felices. Y recordad, las opiniones para quien os la pida. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

El aceite de Orégano

Perdurabilidad Pt. 1

Un amor que perdura